18.4.05

EL MONSTRUO ES AHORA UNA JAMONA VENGATIVA



Uno de los muchos (¿demasiados?) frentes que tengo abiertos es el repaso a los Frankenstein de la productora británica Hammer, los cinco del gran Terence Fisher y los otros dos más que hubo. Hace ya cosa de un mes me dediqué a loar, y nunca lo sufiente, esa maravilla que es la segunda entrega fisheriana: The Revenge of Frankenstein. Casi una década más tarde el realizador estrella de la casa regresaría al personaje de Mary Shelley con Frankenstein created woman. Como ya hice con la anterior, voy directo a detallar algunas de las claves del filme.



Sencillez. Advirtiendo que los cinco Frankenstein de Terence Fisher son estupendas películas, quizás sea está la más ligera, la que tiene una menor carga de profundidad moral, la más sencilla (que no simple). También es tremendamente divertida, una nueva lección de que con hora y media se hacían películas directas, en las que pasaban muchas cosas, con un ritmo trepidante. Sin dejar cabos sueltos (bueno, en este caso alguno queda mal resuelto) y explicando bien lo que se quiere explicar. Sin paja pero con sustancia. No como ahora que a casi todas les sobra metraje.

Hija de su tiempo. Eso es evidente. 1967. El swingin’ London en pleno apogeo. La película desprende un encantador aroma pop y resulta, en cierta forma, la menos pesimista de las entregas. Hay, también, un cierto erotismo light, que se vio superado con rapidez en películas posteriores. De hecho, la idea de cambiarle el sexo al monstruo, aunque entroca, como variante pero directamente, con esa obra maestra que es La novia de Frankenstein, es, en parte, fruto de ese contexto como lo será la también imprescindible Dr. Jeckyll and Sister Hyde.



Melodrama romántico. Acabo de decir que es la menos pesimista de las entregas de la saga. Ojo, eso no quiere decir que sea optimista, claro. Buena parte de la historia se centra en una tragedia amorosa, la de dos amantes condenados a la infelicidad que acabarán juntos, unidos, de manera sobrenatural pero con la mediación de la ciencia. El amor que la sociedad y el destino hace imposible. La muerte de uno, en la guillotina y pese a ser inocente, implica el suicidio del otro, que no puede vivir sin el otro. Un drama, vamos.

Historia de venganza. El otro eje argumental básico es la no menos clásica premisa de la venganza; y adoptando también un tema habitual del cuento de horror: la del muerto viviente que regresa de la tumba para tomarse la revancha contra los culpables de su desgraciada situación.



Continuidad rota. The Revenge of Frankenstein era una clara continuación de The Curse of Frankenstein. Con esta entrega la continuidad se rompe. No sólo la personalidad del Barón es otra, distinta. El experimento científico para dar vida a la criatura tiene detalles notablemente diferentes, como explicaré luego, y, de hecho, se habla de primer experiemento. Los anteriores, por tanto, no existen.

El Barón y su ayudante. De nuevo Peter Cushing, el mejor e insuperable Victor Von Frankenstein de la historia del cine. Sin discusiones. Pero como he dicho, la personalidad del personaje es bien distinta en ésta entrega. En las anteriores (y posteriores) está dibujado con matices que varían pero siempre imbuido de un aire trágico. En algunas como un moderno científico amoral adelantado a su tiempo, en otras como un cruel villano capaz de cualquier maldad (incluida la violación sexual). Aquí no. En esta ocasión el Barón Frankenstein es un tipo simpático, irónico, algo cínico y truhan, con un sorprendente perfil bondadoso. Tampoco es un elitista ni hace ademán de clase alta. Sufre penurias económicas. De hecho, este carácter positivo se ve incrementado por su ayudante y amigo, encarnado por el secundario Thorley Walters, borrachín y de cierta comicidad (no cargante).



Metafísica. He comentado que el experimento que da vida a la criatura es otro. Por un lado se utiliza un cuerpo entero, sin injertos, procedente de un mismo cadáver; por otro lado, el elemento racional y científico se diluye para entrar en terrenos más fantásticos a la par que filosóficos. Aquí no se transplantas cerebros, se recuperan almas. La esencia, el alma o espíritu de un difunto (un fantasma, al fin y al cabo, y vengativo) se traslada a otro cuerpo. El matiz es ciertamente importante y se aleja de la frialdad empírica y racional de las anteriores.

La guillotina omniprescente. Detalle de coincidencia éste. La primera era un largo flashback narrado camino de la guillotina. La segunda se iniciaba con ésta como gran referente y parte del argumento venía vinculado por el modo en que el Barón huía de la pena capital. En Frankenstein Created Woman la presencia del decapitador instrumento es aún más grande, ya desde el principio en que un tremendo contrapicado se funde con los títulos de crédito. Hans, uno de los dos amantes, vio morir a su padre en ella. Él mismo no podrá escapar del mismo destino y su alma, transmutada en el cuerpo suicida de su amada, ordenará a éste que vaya decapitando a los verdaderos culpables.



El elemento freak. Aunque el mosntruo resulte bello y perfecto (pero con el destino gafe habitual), el elemento freak sigue estando presente en cuerpo (la muchacha que alojará al monstruo despues de muerta es coja y tiene parte del rostro desfigurado) y alma (Hans vive estigmatizado por el destino de su padre y es un paria en una sociedad encorsetada). No será, por tanto, casualidad que la pareja de freaks enamorados acaben unidos. El alma del chico en el cuerpo de la chica. Curiosamente deriva en una relación de tintes cláramente esquizofrénicos o de psicópata fílmico, estableciendo diálogos entre ellos pese a estar muertos.



Los dandis. Por mucho que se sitúen las historias en la Alemania prusiana, en realidad Fisher retrata la sociedad victoriana. Todo es muy británico: comportamientos, estratificación social, hipocresía moral. Si en The revenge el dandi era el Barón, aquí nos encontramos con tres jóvenes que son los auténticos villanos de la película, y sobre los que el hermoso monstruo querrá cumplir venganza. Tres niñatos ricos que humillan a la muchacha deforme e imponen su clase social para condenar al amante de ésta pese a ser ellos los culpables. El carácter estilizado, elegante y de mezquina (y falsa) rebeldía juvenil que se imprime en los tres personajes es, también, hija de su tiempo. Incluso hay en su actitud nihilista algo de precedente punk. Les diré una cosa, viendo el comportamiento de los tres dandis, no sé porqué, algo me recordó a La Naranja Mecánica de Kubrick. Siendo un referente algo traído por los pelos, creo que fue leyendo una reseña de un bloguero habitual por estos lares (he estado buscando pero no he conseguido resultados, fue hace tiempo) que llegaba a la misma conclusión. Curioso.

1 comentario:

Zumbarte dijo...

Sigo con el visionado de estas pelis. Hoy tocaba Frankenstein created woman. He pensado lo mismo al ver a los 3 niñatos ricos, me recordaba totalmente a La naranja mecánica.

Y, lástima que Susan Denberg no hiciera más películas, para deleite de nuestros ojos. Todavía tengo grabado en mi memoria el recuerdo adolescente de verla en el mítico capítulo Las mujeres de Mudd de Star Trek.